¿Cómo explicar lo que es normal? ¿Según quién? ¿Cómo hacer justicia con los varios billones que somos en el mundo? Muchas preguntas y –probablemente- pocas respuestas. Aunque una se recorta muy tentadoramente: la cultura. En un mundo de seres sociales, donde las reglas son convencionales, es difícil sobresalir. Pero, ay, las paradojas. Porque siempre existe la excepción a la regla y eso es valedero por cada una de ellas, por cada miembro del planeta (que se lo permita). Y así, en este marco, entran los Tenenbaum.
“The Royal Tenenbaums” (2001), es una película dirigida por Wes Anderson y protagonizada por una cantidad de actores muy conocidos: Gene Hackman, Gwyneth Paltrow, Ben Stiller, Owen Wilson, Anjelica Huston, Danny Glover y Luke Wilson. Todos ellos muy taquilleros, pero acá se combinan para lograr una de esas pelis de culto que quedan en la memoria y de las cuales se habla en los pasillos, o con pequeños guiños sin nombrarla. Es el culto a la excentricidad, de aquella época en que lo desaliñado, desprolijo o extravagante se volvía objeto de valor.
La película narra la peculiar historia de esta familia estadounidense, conformada por
Royal Tenembaum (Hackman), un abogado embaucador que es expulsado de su casa por su mujer Etheline (Houston), cansada de los engaños constantes de su marido. Etheline es arqueóloga, y desde que echó a su esposo, se dedicó a cuidar de sus hijos exclusivamente, intentando darle la mejor educación posible. Cada uno de los críos Tenenbaum tiene un don. Margot Tenenbaum (Paltrow) es una escritora prodigio, dedicada a las obras teatrales. Es bastante callada y sombría. Se
viste con la misma ropa desde que tiene 9 años, es una fumadora compulsiva a escondidas y está casada con el neurólogo Raleigh St. Clair (Bill Murray), a quien no ama y con el que prácticamente no interactúa. Chas Tenenbaum (Stiller) es el más serio de la familia, en un sentido estricto de la palabra. Se dedicó de chico a las finanzas y así construyó su futuro económico. Viudo y con dos hijos, se vuelve un obsesivo de la seguridad casera y el entrenamiento. Richie Tenenbaum (L. Wilson) fue un gran jugador de tenis, aficionado de la radio y pintor fracasado. Es muy alegre, pero colgado…no parece estar muy conectado con la realidad. En verdad, él sigue desconsolado por haber perdido a su eterno amor: Margot, su hermana. El cuarto Tenenbaum no es tal, ya que es Eli Cash (O. Wilson), el vecino de enfrente de los hermanos T.
La introducción (con voz en off del genial Alec Baldwin) resume lo que fue la infancia de los chicos: mentes brillantes, hijos de papá chanta que no les presta atención y mamá liberal. Chas es estafado por su propio padre. Royal es demandado dos veces por su propio hijo. Margot pierde un dedo a los 14 y sigue como sin nada con su dedo de madera. En un sentido sartriano, los Tenenbaum terminan dando forma a lo que hicieron de ellos.
Royal dejó la casa por pedido de su mujer y vuelve 22 años después, cuando se entera por medio de su criado (Pagoda, quien otrora había sido contratado para asesinar a Royal) que su todavía mujer estaba saliendo con su contador, Henry Sherman (Glover). A eso se suma la quiebra económica que atravesaba, lo que lo lleva a dejar el hotel donde vivía desde su partida de la casa familiar. Aduciendo una enfermedad mortal, Royal convence a su familia para que lo aloje en su antigua casa. Al mismo tiempo, arriban a la morada Tenenbaum los tres hermanos simultáneamente: Margot huyendo de su marido; Chas con sus dos hijos, en búsqueda de un edificio seguro; Richie, con intención de confesarle su amor a Margot.
Y así comienza a recontarse la historia de los excéntricos Tenenbaum. Un padre que reactualiza todos sus desaciertos pasados, pero que ahora le suma una explicación al menos. Una madre que se permite volver a amar, sin cuidar de sus ya independientes hijos. Y un trío de hermanos que sirve, cada uno de ellos, para hacer una película. Margo abre la puerta de lo que no vio la luz en todos esos años: el amor por esa persona que no debe amar. Chas por fin deja salir la rabia, la tristeza y el dolor por la muerte de su mujer y por el padre que siempre reprochó. Richie dedica toda la peli a sufrir por amor. Y Eli, ese pibe que no tiene casa y que está desesperado porque alguien le de bola, hace eso: “Miren! Estoy acá. Existo”.
En líneas generales, de eso habla el film. Pero el desarrollo vale minuto a minuto: no hay nada que desperdiciar. Ya desde que se abre el libro de la historia, al ritmo de una rara versión de piano de “Hey Jude”.
Detrás del título de “excéntricos” que le dio la traducción en Argentina, se cuenta la historia de una familia con su propio registro de normalidad…y con problemas más comunes de los que creemos. Es interesante el reencuentro, porque reúne a esta familia y les da la posibilidad de hablar del pasado: ¿Por qué nunca me lo dijiste? ¿Era necesario que me trataras así? ¿Alguna vez me quisiste? ¿Pueden ser mi familia? ¿El abuelo vive? ¿Está permitido? E inummerables preguntas que son mudas, pero que aparecen a lo largo de la trama.
Y a no olvidarse que la gran historia de amor de este film viene disfrazada de drama griego: hermanos que se aman. Y acá pongo mis reservas, porque para Richie el atenuante es que Margot sea adoptada…pero la ley del incesto dice “no te acostarás con todo aquel que sea tu pariente”. Y por más que no compartan la misma sangre, fueron criados desde muy chiquitos como hermanos y eso es lo que son. De ahí en adelante, el incesto.
No doy mucho detalle, porque me encanta que ustedes puedan descubrir la peli con sus propias inquietudes. Lo que sí les adelanto es que hay de todo: experimentos, asesinos a sueldo, mentiras de todo tipo, drogas, intentos de suicidio y muertes. Todos estos ingredientes ensamblados en una trama que desdramatiza hasta llegar al nudo de la angustia. Luego, deja que cada uno recupere las emociones personales y a eso le pone un final para atesorar.
La actuación definitivamente es genial, y hablo por cada uno de los actores que participaron. No desentonaron, entendieron a la perfección de qué iba la historia y lograron articularse de manera tal que vendieron la ilusión de “extraña familia”. No pensé que Gwyneth Paltrow actuara así…me llevé una sorpresa.
El vestuario está minuciosamente pensado. Lo mismo con el diseño de la escenografía. Como dije al principio, es de esa época en que ser desprolijo era un estilo…pero consciente y detallistamente desprolijo.
Para mí es un 4 Clarisas y un poco más, sí. Ponganlé como un 4 ½ Clarisas jaja. Para colmo, la banda de sonido es excelente, miren:
"The Royal Tenenbaums OST" (2001):
- "111 Archer Avenue" by Mark Mothersbaugh
- "These Days" by Nico
- "String Quartet in F major (Second Movement)" by Ysaye Quartet
- "Me And Julio Down By The Schoolyard" by Paul Simon
- "Sonata For Cello And Piano In F Minor" by George Enescu - performed by The Mutato Muzika Orchestra
- "Wigwam" by Bob Dylan
- "Look At That Old Grizzly Bear" by Mark Mothersbaugh
- "Look At Me" by John Lennon
- "Lullaby" by Emitt Rhodes
- "Mothersbaugh's Canon" by Mark Mothersbaugh
- "Police & Thieves" by The Clash
- "Scrapping and Yelling" by Mark Mothersbaugh
- "Judy Is A Punk" by The Ramones
- "Pagoda's Theme" by Mark Mothersbaugh
- "Needle In The Hay" by Elliott Smith Esta canción viene a caer perfecta en ese momento, ya lo van a ver.
- "Fly" by Nick Drake
- "I Always Wanted To Be A Tenenbaum" by Mark Mothersbaugh
- "Christmas Time Is Here" by Vince Guaraldi Trio
- "Stephanie Says" by The Velvet Underground
- "Rachel Evans Tenenbaum (1965-2000)" by Mark Mothersbaugh
- "Sparkplug Minuet" by Mark Mothersbaugh
- "The Fairest Of The Seasons" by Nico
- "Hey Jude" - The Mutato Muzika Orchestra
Un tráiler:
Disfruten, es una peli que –en un estado óptimo de talante- puede emocionarte hasta las lágrimas.